Este comienzo de año

Autor: Lic. Norma Mendoza Alexandry de Fuentes

 

Hace unas semanas, en las proximidades de la Navidad, me llegaron por internet saludos que más o menos decían lo siguiente:  “Felices fiestas y…Año Nuevo”.  Quedé pensativa: “felices fiestas”, ¿en qué estaría pensando quien me envió el saludo?. Un artículo que recientemente se publicó decía: “Quita a Cristo de la Navidad y ¿qué queda?”, pues, quedan las fiestas sin significado, cuando Cristo se desvanece y creemos sólo disfrutar las fiestas, caemos tú y yo en la fiesta del consumismo, y quedamos después al comienzo del año, como el olote de la mazorca de maíz después de haber sido desgranada, como el bagazo que se tira: cansados, exhaustos, y así enfrentamos la realidad de un nuevo Año.

Proclamemos la Navidad y conservémosla como lo que realmente es: esperar el Nacimiento de Jesús; si así lo hacemos, nos concentraremos entonces en seguir “la luz que brilla en medio de las tinieblas” y al hacerlo, pondremos en práctica las palabras claves de Navidad: humildad, silencio, estupor y alegría. Quedará después un comienzo de Año Nuevo habiendo renovado nuestro interior lo que producirá un sentido de esperanza y de paz, un re-comienzo en el que habremos limpiado la mente y el corazón; viviremos entonces un año “desprendidos de lo que tenemos y usemos y lo llenemos de amor”.

En este comienzo de año hemos de reflexionar qué hemos hecho y adónde vamos, qué actitud tomaremos ante las circunstancias que se nos presenten. ¿Nos dejaremos conducir como lo hicimos en Diciembre por la astucia de las grandes empresas comerciales? o preferiremos, ahora sí, ser dueños de nosotros mismos. Pondré un ejemplo: en las grandes empresas comerciales de compra y venta existe una premisa: “las mujeres son las consumidoras más poderosas del mundo”, a partir de esto, las ventas se incrementarán en la medida en que los escaparates, anuncios y mercadotecnia atraigan y complazcan a las mujeres o en todo caso, las convenzan de que es necesario comprar tal o cual producto para aparentar el status que les corresponde. La autora Martha Barletta escribió un libro que está teniendo gran impacto en E.U.A. denominado Marketing to women, how to understand, reach and increase your share of the world  (Mercado para las mujeres, cómo entender, alcanzar e incrementar su parte del mundo). La autora se enfoca a demostrar que la compra-venta y sistema de mercado enfocado a los hombres no funciona para las mujeres. Nos dice que en comparación con los hombres, las mujeres tienen un sistema diferente de prioridades, preferencias y actitudes; sus decisiones de compra son radicalmente diferentes y por tanto, responden de modo diferente a los medios de comunicación y mensajes de mercado, de allí que el libro se enfoca a convencer a los medios para que desarrollen planes específicos de acción dirigidos a las mujeres: en el altísimamente competitivo ambiente de hoy, el mercado dirigido a las mujeres es inequívocamente la ruta más rápida al crecimiento de ventas, al dominio de participación y al incremento de las ganancias. Y en estas redes caemos, el hecho de que las mujeres sean las consumidoras más poderosas ¿nos hace privilegiadas? o ¿nos hace más manejables desde el punto de vista del sistema de mercado? y además, nos hace adicción a buscar y buscar, perder el tiempo hasta encontrar lo bonito pero más barato, aunque no nos haga falta.

El gran impacto de la mercadotecnia es notorio en noticias tales como: este año el Monte de de Piedad (montepío) apoyará a miles de personas durante el mes de Enero en el empeño de sus pertenencias, lo que en definitiva causa gran stress, no la gran alegría y felicidad esperada. Por tanto, en lugar de abusar de la Navidad, hemos de mostrar un comportamiento estable y civilizado en épocas de incivilidad social, tratar de vivir la actitud de servicio, ser cortés, atento, mostrar buena educación y sobre todo dar las gracias y con esto último por fin, llegar a Enero, dando gracias a Dios, también agradecer a los demás sus felicitaciones, sus regalos, sus atenciones, en una palabra, abrirse a la fraternidad. Para el Arzobispo de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín es: “ser especialmente vigilantes y aportar toda la capacidad de comprensión, acogida, cortesía solidaria que brotan de sabernos y sentirnos hijos de Dios y hermanos de los demás. Las diferencias, por legítimas que sean, han de estar subordinadas al bien común.”

Deseos comunes, deseos mutuos, aún mejor: deseos internos de paz; el hombre y la mujer necesitan paz en sí mismos, necesitan paz en la familia, la necesita la sociedad.

“Todo cristiano corriente tiene que hacer compatibles en su vida, dos aspectos que pueden, a primera vista parecer contradictorios. Pobreza real, que se note y se toque -hecha de cosas concretas-, que sea una profesión de fe en Dios, una manifestación de que el corazón no se satisface con las cosas creadas, sino que aspira al Creador, que desea llenarse de amor de Dios, y dar luego a todos ese mismo amor. Y al mismo tiempo, ser uno más entre sus hermanos los hombres, de cuya vida participa, con quienes se alegra, con los que colabora, amando al mundo, utilizando todas las cosas creadas para resolver los problemas de la vida humana, y para establecer el ambiente espiritual y material que facilita el desarrollo de las personas y de las comunidades.  Lograr la síntesis entre estos dos aspectos es -en buena parte- cuestión personal, cuestión de vida interior, para juzgar en cada momento, para encontrar en cada caso lo que Dios nos pide.”  (San Josemaría Escrivá de B. Hablar con Dios. T. I, p. 94).

He allí un buen propósito de Año Nuevo:

                  ----- Saber lo que Dios nos pide y……..¡realizarlo! ------------