Trabajo infantil ¿solución al desempleo?

Autor: Lic. Norma Mendoza Alexandry de Fuentes

 

 

Una noticia poco difundida fue la Primera reunión nacional del programa para la prevención, atención, desaliento y erradicación del trabajo infantil urbano del DIF.- La coordinadora del programa para la erradicación del trabajo infantil de la Organización Internacional del Trabajo señaló al respecto: “No es tanto la relación de si (los niños) pertenecen a familias desempleadas o no, pero sí hay una relación en la que hay desempleo a nivel de América Latina y se refleja en el trabajo infantil”(*). Parece una contradicción que, cuando no hay trabajo, en cambio aumenta el trabajo para los infantes. Según el Senador Sodi señala que si de creación de empleos se trata, el actual es el peor sexenio de los últimos 60 años. El pasado miércoles se dio a conocer la cifra oficial de desempleo del mes de agosto, 4.35%, la más alta desde 1997. La situación de desempleo en México es alarmante, la economía mexicana no ha creado hace muchos años los empleos que se requieren y cada día es más la gente que trabaja en el subempleo, que emigra a los E.U. o que enfrenta el desempleo.
El deterioro de la calidad de vida y las condiciones de estrés impuestas por la vida urbana moderna, la pérdida de empleo, el deterioro de las condiciones de vida de la población y la frustración ante la pérdida de oportunidades de bienestar presente y aun debido a la pérdida de expectativas de una mejor situación a mediano plazo, han incrementado las manifestaciones de violencia dentro de las familias así como la desorientación que causa poder adaptarse a una nueva forma de relacionarse y de ayudarse mutuamente ante las nuevas circunstancias de la vida diaria. Estos elementos han coadyuvado a incrementar la disolución de uniones matrimoniales por divorcio, a la conformación de hogares monoparentales con jefatura femenina, a la incorporación de miembros del hogar al mercado de trabajo, -incluyendo niños, adolescentes y jóvenes, mujeres y adultos mayores-, lesionándose el goce de servicios educativos, recreativos y en general, de bienestar. Esta pérdida de condiciones de bienestar y exposición a espacios agresivos como son los trabajos en la calle, hacen que diversos miembros de los hogares empobrecidos se encuentren en situación de elevado estrés. De aquí se deriva una problemática múltiple denominada “violencia” compartida por diferentes miembros de las familias. La mayor participación de las mujeres en el mundo del trabajo, incrementa a su vez el número de menores que crecen al margen del cuidado y la vigilancia de ambos padres, así como aquéllos que ingresan de manera temprana a los circuitos informales del mercado de trabajo.
En la primera reunión para atender esta problemática se mencionó que en América Latina hay 21 millones 500mil desempleados adultos y al mismo tiempo hay 17 millones de niños trabajadores (OIT), lo que es una muestra de cómo afecta a los menores la desocupación de sus padres. Las cifras en México también son contundentes y según el senador Sodi, el país no está creciendo y no estamos creando el número de empleos que se requieren para que mejore el nivel de vida de la población mexicana. Existen programas como por ejemplo el denominado Programa Oportunidades, sin embargo, no ofrece oportunidades para el desarrollo de la gente y se limita a subsidiar a los pobres. Si los jóvenes no encuentran empleo, los apoyos que se les da para estudiar no son aprovechados integralmente ya que no tienen el incentivo para seguir preparándose. “Hay una relación entre el nivel de pobreza, la gente sin trabajo que implica que todos los miembros de la familia tienen que trabajar para supervivencia de la familia. El factor de la pobreza a nivel de la familia determina que tengan o no que trabajar todos” señaló Teresa Kilbaen, oficial del área de infancia del UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), también señaló que en México la mitad de los niños viven en la pobreza.
La familia es un ámbito determinante de los grados de crecimiento, realización, equilibrio, salud y plenitud afectiva que las personas pueden alcanzar. La sociedad y sus miembros juegan aspectos centrales de su progreso y bienestar en las condiciones en que operan las estructuras familiares. Sin embargo, el deterioro de los parámetros socioeconómicos básicos de la vida cotidiana de amplios sectores de la población está incidiendo silenciosamente en un proceso de reestructuración de numerosas familias. Está surgiendo el perfil de una familia desarticulada en aspectos importantes, inestable, significativamente debilitada. Este tipo de familia difícilmente puede cumplir las funciones potenciales de la unidad familiar; ello hace que el reducto último con que cuenta la sociedad para hacer frente a las crisis sociales carezca por su debilidad de la posibilidad del rol que debía desempeñar.
En las condiciones señaladas el niño o niña es enviado a trabajar o se procura trabajos para poder realizar algún aporte al hogar con carencias del que proviene y poder subsistir personalmente. Así, es evidente que la situación del niño trabajador es muy dura y contradice los convenios internacionales vigentes de protección del niño y los objetivos básicos de cualquier sociedad. Es un hecho que la vinculación entre pobreza y trabajo infantil es muy estrecha, por eso, -señaló la representante de la OIT-, a pesar de que en México se cuentan con los instrumentos jurídicos para prohibir el trabajo de los niños, no se sanciona ni se resuelve el problema.

(*) López H., Erica. Entran niños a trabajar ante desempleo del País. Periódico Reforma, 28 Sept. 04, pp. 2ª.