Amistad de calidad

Acompañamiento espiritual (15)

Puntos de reflexión sobre las relaciones interpersonales a la luz del Evangelio.

 

 

Tu alma tiene, como todas, su paisaje: vasto, inexplorado, recóndito.  Hay mucho que recorrer sin salir de ti. Hablar contigo es ponerme en camino. Por lo que dices diviso allá, en lontananza, lo que amas. A trechos temo perderme, o tropezar ascendiendo tus alturas, o toparme con alguna alimaña agazapada, a pesar de ti, en tus espesuras. La distancia entre el que eres y el que esperas ser se me antoja imponente, ¿pero acaso no soy tu amigo? Yo, peregrino de tu corazón, ya he emprendido el viaje. Salvar tu distancia es salvarte a ti.

 

* * *

 

SERÉIS MIS TESTIGOS ... HASTA LOS CONFINES DE LA TIERRA (Hechos 1, 8).--- Las almas, como los planetas, son redondas: nunca encuentras su límite, y después de mucho andar vuelves al mismo sitio.

 

* * *

 

Te felicito: conoces bien a tu amigo, tienes como un mapa de su intimidad: sus montes escarpados, sus barrancos profundos, sus bosques impenetrables, sus valles tranquilos... ¡Pero cuidado!: no te fíes demasiado de tu perspicacia. El mapa sirve para buscar el tesoro, no para sustituirlo.

 

* * *

 

No te apresures a dar a alguien por conocido, no resuelvas su identidad en dos trazos, no lo encajes en un esquema trivial, no clasifiques al tuntún. Cuanto más simple es tu juicio, tanto más errado.

 

Acepta con humildad la complejidad de tu prójimo y sigue pacientemente las pistas que te llevan a él.

 

* * *

 

A través de ti entro en mí. Cuando converso contigo me sorprendo llamando a mi propia puerta.

 

* * *

 

Hay algo que siempre entiende quien no quiere entender: el respeto. Respétale y ya os estaréis entendiendo.

 

* * *

 

Tu amigo es la cometa que llevas por el aire. Te admiras de sus altos vuelos, mientras que tú, miserable, sigues ahí abajo, tan pegado al suelo.

 

¡Qué cosas tiene Dios! Aunque inferior en virtudes, talento, piedad, madurez, resulta que eres el instrumento para que tu amigo progrese y mejore y suba muy alto, hasta acercarse al Sol.

 

* * *

 

AL ORAR NO USÉIS MUCHAS PALABRAS (Mt 6, 7).--- Lo mismo que con Dios, el diálogo con los hombres corre el peligro de la charlatanería. Quien habla mucho dice poco.

 

* * *

 

Que los defectos propios o ajenos no te retraigan de la amistad, aunque a veces te repugnen. El diálogo salva este doble abismo. Allí donde se comparte la noche despunta la aurora.

 

* * *

 

MIENTRAS CONTABAN ESTAS COSAS ÉL MISMO SE PRESENTÓ EN MEDIO DE ELLOS (Lc 24, 36).--- Llega justamente cuando se habla de Él. Porque en boca de sus apóstoles Jesús nunca es un dato sino un anuncio; hablar de Él es llamarlo a nuestro lado; recordarlo es traerlo; lo que proponemos como un tema se torna una presencia.

 

* * *

 

SE PRESENTÓ EN MEDIO ELLOS (Lc 24, 36).--- Sentados en círculo, los Doce formaban como un corro por donde se cruzaban palabras y miradas. ¡Este es el lugar de Cristo! Allí su presencia cumple lo que los corazones desean, lo que las palabras celebran, lo que los ojos añoran. Conversar es hacerle hueco a Jesús que viene.

 

* * *

 

LA CARGA SOBRE SUS HOMBROS (Lc 15, 5). Aunque en sus hombros sólo cabe una, su corazón las abarca a todas. Tomando a esta única, el Pastor se echa a cuestas al rebaño entero.

 

Así sucede en tu familia, tu pandilla, tus colegas: en el más débil, molesto o ingrato es donde curas y sostienes al resto.

 

* * *

 

DEJA A LAS NOVENTA Y NUEVE Y VA EN BUSCA DE LA PERDIDA… (Lc 15, 4), o lo que es lo mismo: desecha la abstracción y elige la concreción; descarta el número, la consideración genérica, para dedicarse al hombre único y singular; deja el “quizá”, “tal vez”, “ya veremos” para ceñirse al “aquí y ahora”.

 

* * *

 

El buen pastor no sabe contar. En cada una ve a todas y en todas ve a cada una. Cualquiera de ellas es para él tan centésima como las demás.

 

* * *

 

Y CONVERSABAN ENTRE SÍ DE TODO LO QUE HABÍA ACONTECIDO. Y SUCEDIÓ QUE, MIENTRAS COMENTABAN Y DISCUTÍAN, JESÚS MISMO SE ACERCÓ Y CAMINABA CON ELLOS... (Lc 24, 13-15).--- ¡Tienes tantos fugitivos, Señor! El escándalo de la Cruz sigue dispersando hombres por todos los caminos. ¡Alcánzalos en mí! Sal en mí al encuentro de mi amigo, conviérteme en instrumento de su retorno. Dígnate actuar, Señor, a través de mí, y más allá de mí, y a pesar de mí...

 

* * *

 

¿Cómo voy a huir de ti... si es contigo? ¿Cómo descarriarme yendo por ti, que eres el Camino? ¿Cómo temer hablándome al oído, tú, el Amigo? Cuando para los demás DECLINA EL DÍA Y LLEGA LA NOCHE (Lc 24, 29) tú ya has amanecido en mí. Cuando mi razón aún duda y mi voluntad vacila, mi corazón ya está de vuelta...

 

* * *

 

¿Qué es caminar juntos? Es ver en el otro al que lleva camino de ser.

 

* * *

 

Cuando los pies se acompasan los corazones se acercan.

 

* * *

 

Según el modo como acompañas así es el lugar adonde llegas. Porque la vocación fundamental de todo hombre es el amor. ¿Y cómo llegar al amor sin amor? En tu compañía está prefigurado tu fin.

 

* * *

 

Los que hablan paseando incorporan el paisaje a la conversación. En el paisaje se hablan y se escuchan hasta el punto de que, a trechos, prefieren el silencio, porque la vista que comparten lo dice todo.

 

* * *

 

El que no habla siquiera consigo mismo no camina realmente, por mucho que mueva los pies.

 

* * *

 

En una misma conversación se dan dos coloquios paralelos, uno explícito y otro implícito; uno en la superficie de las palabras y otro soterrado en ellas. Pues una cosa es lo que dices y otra lo que quieres decir con lo que dices. Tu mensaje rebasa tus palabras e incluso las contradice.

 

* * *

 

¿Cuántos kilómetros de amistad hacen falta para alcanzar la plena confianza?  Antes hay que pasar por recodo del reproche, allí donde el camino se tuerce en amonestación saludable, en valiente y leal reprensión: ¡OH NECIOS Y TARDOS DE CORAZÓN! (Lc 24, 25); ¡pero qué tonto eres!, ¿cómo no te das cuenta...? Entonces la amistad se ahonda y se abre una nueva etapa.

 

¿Qué cuántos kilómetros? No lo sé, pero sean los que sean hay que recorrerlos.

 

  * * *

 

Quien se siente conocido no le importa ser exigido. Quien se siente querido no le importa ser reprendido.

 

* * *

 

Nunca te conoces lo suficiente como para estar seguro de que no te conocen.

 

* * *

 

HIZO ADEMÁN DE SEGUIR ADELANTE (Lc 24, 28). Hace que va adonde tú, pero adonde realmente va es a ti.

 

* * *

 

El Corazón de Cristo sólo se abre hacia dentro. Meterte es quedarte. Huir es simplemente engañarte. Y regresar es reconocer, humildemente, que nunca has salido.

 

* * *


Autor: Padre Pablo Prieto Rodríguez correo/email