Amistad de calidad

Curar y resucitar (7)

Puntos de reflexión sobre las relaciones interpersonales a la luz del Evangelio.

 

LES DIO PODER PARA CURAR TODA ENFERMEDAD Y TODA DOLENCIA (Mt 10, 1).--- Este poder de curar todo en todos, inherente a la vocación apostólica, no es sino el amor humano llevado a su extremo divino. Dios, en efecto, ve a cada uno en todos, y a todos en cada uno. La medicina, en cambio, para que tenga efecto universal, ha de aplicarse singularmente: Y ÉL, PONIENDO LAS MANOS SOBRE CADA UNO, LOS CURABA (Lc 4, 40)  

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La prueba de que te amo exclusivamente a ti es que en ti amo absolutamente a todos.  

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TODA ENFERMEDAD Y TODA DOLENCIA.--- Poder para curar todo quiere decir poder para curar dentro. No es una medicina que se da sino una persona que se implica. INFIRMUS INFIRMO, dice san Pablo: HÍCEME DÉBIL CON EL DÉBIL.  

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TOMÓ SOBRE SÍ NUESTRAS ENFERMEDADES (Isaías 53, 4).--- Desembarcar en la isla desierta de cada dolor, atravesar sus caminos tortuosos, sus páramos desiertos, hasta llegar a la choza del náufrago y compartir con su pan de lágrimas: eso es curar.  

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En la Medicina divina hay tantas especialidades como personas.  

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El mal médico se empeña en atribuir todos los síntomas de sus enfermos a unas pocas enfermedades, que son las únicas que sabe curar.  

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ME HA ENVIADO PARA VENDAR LOS CORAZONES DESGARRADOS (Isaías 61, 1).--- Vendar es más que curar. Es una operación que recuerda la de envolver en pañales. ¿Pues acaso la carne del bebé, tan delicada, no es una especie de herida integral?  

Ciertos consejos son así: no sólo curan sino que vendan; sanan el alma evocando en ella su principio. Curar en el fondo es hacer nacer.  

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No repartas consejos prefabricados. Antes de recetar hay que “explorar” al paciente.  

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PERMÍTEME IR PRIMERO A ENTERRAR A MI PADRE. JESÚS LE RESPONDIÓ: SÍGUEME Y DEJA A LOS MUERTOS ENTERRAR A SUS MUERTOS (Mt 8, 21-22).--- O amar o enterrar, ese es el dilema. Quien entierra al muerto es porque teme reconocerse en él. En cambio amar es despertar a alguien a su propia vida, hacerlo ser, restituirlo a sí mismo; todo lo demás no es sino echarle tierra encima.

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Enterrar es defenderse contra algo (o alguien) cuya realidad hiere o intimida, como hizo el siervo de la parábola: TUVE MIEDO, POR ESO FUI Y ESCONDÍ TU TALENTO EN TIERRA (Mt 25, 25).

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DEJAD A LOS MUERTOS QUE ENTIERREN A SUS MUERTOS (Mt 8,22).--- Sin ti, Señor, no soy más que el fantasma de mi propia noche. ¿Cómo ayudar a mi hermano cuando me falta tu luz? Pues cuando intento amarlo sólo consigo enterrarlo.


Autor: Padre Pablo Prieto Rodríguez correo/email