Resurrección, sin muerte, un absurdo

Autor:  Óscar Ramírez Rivera, L.C.

 

La Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo, es exaltada conforme a la profundidad de su humillación. El mundo se obstina en querer demostrar que la gloria no viene tras la humillación y quiere convencerse de que la suerte del Nazareno sólo pudo haber ocurrido una vez en la historia.

Pero son precisamente los clavos los que vuelven triunfantes sus pies y sus manos; son los azotes y los golpes los que vuelven glorioso su cuerpo; son las humillaciones las que ensalzan su nombre; es la corona de espinas la que le da el respeto y la honra; son los salivazos los que le dan el realce; es la desnudes la que le da dignidad; es la cruz la que lo eleva sobre todo hombre.

La Iglesia Católica cuenta con la Resurrección. “La fe cuenta con un Dios que sabe cómo salir del sepulcro” (Chesterton). Por eso, cuanto más grandes sean la humillaciones mayor será la gloria, es más... sin ataques, sin humillaciones, sin calumnias, sin desprecios y sin odios la Iglesia no podría salir del sepulcro que sus mismos enemigos le han construido.

Es necesario abajarse porque el resurgimiento siempre será mayor y que además está garantizado por Jesucristo que nunca le ha fallado, ni le fallará a su “pequeño rebaño”.

Que el resurgimiento de la humillación a la gloria por parte del Nazareno sólo pudo haber ocurrido una vez en la historia... es verdad. Pero este hecho jamás ha sido transmitido en la Iglesia Católica a lo largo de toda la historia

Sólo nos queda ser lo que debemos ser: católicos de vida intachable para gloria de Dios, pues si no morimos con Cristo no resucitaremos con Él.


¡Vence el mal con el bien!