Pistas para el diálogo, 2
Lo que hemos visto y oído en el seno de la IglesiaAutor: Viviana Endelman Zapata
¿Qué es lo que nosotros hemos visto y oído en el seno de nuestra Iglesia? ¿Qué
es lo que otros han visto y oído? ¿Qué registraron de
¡Cuántas personas nos encontramos que no dudan en hablar de sus enojos hacia
Pero entonces algo no
están viendo u oyendo, pues los que tenemos la experiencia de querer vivir desde
el seno de una comunidad eclesial no es precisamente por esas cosas que nos
sentimos atraídos. En todo caso, aunque vemos esas desviaciones, y nos duelen, y
muchas veces somos parte, hemos encontrado un tesoro.
No elegimos estar en un
lugar que nos aplasta con sus imposiciones, que nos esclaviza, que nos arruina
la vida. En ese caso, estaríamos siendo poco inteligentes y nada astutos con la
propia felicidad.
¡Qué
mejor testimonio de que hay algo muy valioso en
Quizás nosotros mismos, nuestro testimonio, sea el impulso para que se empiece a
ver y escuchar otras cosas de
¿Y qué tesoro hemos
encontrado? Cada uno puede volver a hacerse esta pregunta. Yo me la hice y esta
es mi respuesta: encontré a Jesús, Hijo de Dios. Me encontré a mi misma, hija de
Dios, viva por amor del Padre, invitada a vivir amando como el Hijo.
Encontré a Jesús vivo en el seno de la comunidad eclesial que ama a su Señor y
le ora. Lo encontré en el amor fraterno, en la comunión de vida, en
Si
pensara que Jesús es sólo un Maestro, como otros, no estaría en
Si
me encontrara con que no puedo ser yo misma y que estoy manejada por
imposiciones exteriores, no estaría en
Yo
también tengo un corazón humano, sediento de plenitud y libertad. No estaría en
Me
encuentro a diario con quienes han visto y oído lo más torcido, con quienes se
instalan en el enojo y la distancia y no buscan otra cosa. Muchos de ellos han
sido particularmente “ayudados” por la preferencia que varios medios de
comunicación parecen tener con lo escandaloso del ámbito eclesial, con todo lo
que –en realidad– ha sido evidentemente incoherente con la fe católica que se
profesaba (lo cual no es un “problema” del corazón de
No
voy a salir a confrontar, a imponer razones, a desmerecer los desencantos del
otro. Pero ¿tengo que callar lo que he visto y oído? Creo que estoy invitada al
diálogo. A escuchar, a comprender, pero también a compartir lo que encontré en
el seno de
“Nosotros no podemos callar lo que hemos
visto y oído" (Hch. 4,20)