Domingo 24 de diciembre, Ciclo A
Estar mas atentos a lo que Jesús dice

Autor: Padre Alberto María fmp  

 

 

Anotaciones a las lecturas:  

Mi 5, 1-4a;  Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19;  Heb 10, 5-10;  Lc 1, 39-45 

Dos palabras resaltan del episodio de este encuentro de María con Isabel y las dos están resumidas en la última frase: «Dichosa tú que has creído porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

La primera parte es la promesa del Señor: seremos felices si creemos. Y eso resulta bastante indiscutible. En este pasaje como en otros pasajes del evangelio, cuando el hombre cree, cuando aquellos que siguen a Jesús creen de verdad, confían, aceptan, encarnan en sí mismos lo que dice Jesús... lo que dice Jesús se cumple, se hace verdad, se hace realidad.

Cuando los hombres ponen en crisis, ponen en duda, cuestionan esta palabra del Señor, evidentemente es como si edificaran un muro que impide pasar el viento, que impide pasar la obra del Señor, que impide que el agua riegue el campo y si el agua no riega el campo la semilla plantada no da fruto, muere, se seca. Pero no muere para trasformarse y dar fruto. Se seca, se le va la vida.

La segunda parte que va tremendamente unida con la primera dice: «Lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Muchas veces no es el Señor quien lo dice, somos nosotros quienes le decimos al Señor: ¡Señor, que ocurra esto!, ¡Señor, que ocurra lo otro!,  ¡Señor, me encantaría que esto fuera así!

Nuestra intención no es mala. No. A veces somos un poco o bastante inconscientes porque lo que nos proponemos o lo que esperamos alcanzar no es lo más sensato. En estos días pasados seguro que alguno le puso en cuestión al Señor  que le tocara la lotería. Y es que, a veces, somos capaces de pedir lo que no conviene, somos capaces de estar detrás de algo que no es bueno. No es malo pero, a veces, tampoco es todo lo bueno ni deja todo el rastro bueno que debe dejar en la vida. Estamos bastante mediatizados por nuestros sentimientos, por nuestras reflexiones, por nuestros pareceres y por todo aquello que nos condiciona.

Por eso Isabel le dice a la Madre de Dios: «Dichosa tú que has creído porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Dichosa tú que has creído en Jesús, en la persona de Jesús. Ya no solamente en lo que dice sino en quien es, en El mismo. Porque si tú crees en El, si tú le obedeces, si tú confías en El, si tú te dejas conducir por El, si tú dejas que El guíe tus pasos, si tú vives, estás siempre a la sombra suya, si estás siempre como un niño agarrado de la mano de su padre... Si tú estás siempre así con el Señor, lo que El ha dicho se cumplirá.

Lo que también es verdad que necesitamos es estar más atentos para escuchar lo que El dice, para saber lo que El dice, para saber lo que se va a cumplir. A veces andamos muy distraídos en muchas cosas, no estamos atentos a lo que Jesús dice y no sabemos lo que se cumple. Y lo que Jesús ha dicho se hace; pero a veces nosotros no nos damos cuenta, se nos pasa desapercibido porque andamos muy distraídos en muchas cosas. Jesús lo dijo a Marta, en un sentido más amplio: «Tú andas preocupada en demasiadas cosas y solo una es necesaria». A nosotros nos pasa lo mismo: Andamos ocupados en muchas cosas, en demasiadas cosas, y nos resulta que tenemos «la cabeza llena de pájaros» más o menos bonitos, pero no por eso dejan de ser pájaros. Y andamos por la vida sin darnos cuenta de las cosas que el Señor ha dicho y se hacen. Y eso precisamente es lo más sabroso de la vida. Eso es lo más importante, lo que da sentido a toda nuestra existencia incluso a las luchas de cada día y a los inconvenientes que la misma vida lleva consigo. Ver cómo el Señor hace lo que dice es lo que da sentido a esas cosas que nos parece que no ocurren y a aquellas otras que si ocurren aunque a veces no nos damos cuenta.

La propuesta de este evangelio a las puertas mismas de la Navidad es muy sencilla: Confiar en Jesús. Hacer lo que El dice. Porque ahí está la clave para que también en el camino de nuestra vida ocurra, suceda, todo aquello que Jesús nos ha anunciado. Suceda todo lo que Jesús nos ha dicho.