El líder verdadero es un portavoz de los valores
Autor: Padre Alfonso Lopéz Quintás

 

Desde antiguo se afirma que el bien se difunde por sí mismo. El que se ve enriquecido con un bien, desea comunicarlo por la tendencia de tal bien a expandirse, como sucede con la luz. Esta es la tarea del líder: ser instructor, transmitir a otros generosamente el resultado del propio esfuerzo. Como hizo Juan Salvador Gaviota –en el conocido relato de Richard Bach -, que retornó a su hogar para enseñar, incluso a quienes se le habían opuesto, el arte de volar con libertad y destreza.

Esta voluntad de compartir con otros el bien que uno alberga, funda auténtica vida comunitaria. Ésta se crea cuando se ponen en común los bienes materiales y, sobre todo, los espirituales. Es impresionante observar la vinculación que se establece entre las personas que cantan a coro. Cada una se siente autónoma, sigue una línea melódica independiente, pero, al hacerlo, crea un conjunto armónico en el que todas se sostienen mutuamente y tejen una red de formas sonoras de una riqueza que supera con mucho la de cada voz por separado. Desde su posición de independencia, cada cantor se apoya en los demás y los apoya, se deja enriquecer y los enriquece, contribuye a crear un ámbito de sonoridad y, a la vez, se siente nutrido por él.

Trabajar en grupo con este espíritu de independencia y solidaridad es la vía regia para configurar el nuevo Humanismo de la unidad, la creatividad y el servicio que eminentes pensadores han venido promoviendo desde la década de 1920 a 1930 , con vistas a crear una figura de hombre nuevo y perfilar una nueva época, un modo nuevo y más perfecto de pensar, sentir y querer.

"Estamos al comienzo de una nueva época de la historia humana -escribe K. Friederichs- y, por tanto, de una nueva imagen del mundo. Esto significa, como siempre, una enorme ampliación del horizonte espiritual, pero, además, el acceso a ´nuevas´ dimensiones, a lo suprasensorial, es decir, significa el comienzo de un saber claro de algo que siempre se presintió; o, dicho más exactamente, lo que los más versados de todos los tiempos han sabido siempre empieza a ser accesible a todos"
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La tarea específica del auténtico líder es ser como una "abeja de lo invisible" -en expresión de Rainer Mª Rilke-, un ser capaz de captar lo esencial de cada movimiento cultural, de cada manifestación noble del espíritu humano, y transmitirlo a las gentes de forma sugestiva y persuasiva, de modo que se comunique lo mejor al mayor número.