Papa habla sobre el significado de la esperanza

Autor: Padre Alfredo I Hernández

 

 

Como les prometí la semana pasada, seguiremos hoy viernes con nuestro estudio de la Encíclica Sobre la Esperanza Cristiana del Papa Benedicto XVI. Es muy apropiado en estos días de Navidad.

Después de la consideración del significado de la esperanza en el Nuevo Testamento que vimos brevemente en nuestro último artículo, el Santo Padre pasa a mirar lo que significa para nosotros la esperanza. Se pregunta si la esperanza es algo que cambia nuestras vidas, igual que cambiaba las vidas de los primeros cristianos, y ha transformado a los santos a lo largo de la historia cristiana.

El Papa usa aquí un lenguaje particular, pero muy significativo, sobre la esperanza.

"¿Es para nosotros 'performativa', un mensaje que plasma sobre todo la vida misma, o es ya sólo 'información' que, mientras tanto, hemos dejado arrinconada y nos parece superada por informaciones más recientes?"

Antiguamente, al pedir el bautismo por sus hijos, los padres decían específicamente que la fe ofrecía "la vida eterna".

Eso mismo dicen los adultos cuando piden el bautismo para sí mismos. El Papa escribe: "En efecto, ayer como hoy, en el Bautismo, cuando uno se convierte en cristiano, se trata de esto: no es sólo un acto de socialización dentro de la comunidad ni solamente de acogida en la Iglesia. Los padres esperan algo más... esperan que la fe... dé la vida, la vida eterna".

El Papa se hace otra pregunta tajante: "¿De verdad queremos esto: vivir eternamente? Tal vez muchas personas rechazan hoy la fe simplemente porque la vida eterna no les parece algo deseable".

Como afirma Benedicto, la vida eterna nos puede parecer como algo aburrido. La vida eterna tiene que ser algo más que la continuación para siempre de la vida en la tierra, o sería algo difícil de soportar, en el mejor de los casos: "Por un lado, no queremos morir; los que nos aman, sobre todo, no quieren que muramos. Por otro lado, sin embargo, tampoco deseamos seguir existiendo ilimitadamente, y tampoco la tierra ha sido creada con esta perspectiva".

El Santo Padre busca una explicación de lo que es la vida eterna que los cristianos decimos que deseamos. "Hay momentos en que de repente percibimos algo: sí, esto sería precisamente la verdadera 'vida', así debería ser". Cita una expresión de San Agustín, cuando ese santo trataba de explicar Romanos 8, 26: "Así, pues, hay en nosotros, por decirlo de alguna manera, una sabia ignorancia".

Lo que el Papa ve en esta frase es que nosotros no somos capaces de entender lo que es la verdadera vida, pero los rasgos de ella que hemos visto nos permiten reconocerla, y por lo tanto la podemos desear con todo nuestro ser.

La verdadera vida eterna no la podemos entender con nuestros propios criterios: "En efecto, 'eterno' suscita en nosotros la idea de lo interminable, y eso nos da miedo; 'vida' nos hace pensar en la vida que conocemos, que amamos y que no queremos perder, pero que a la vez es con frecuencia más fatiga que satisfacción, de modo que, mientras por un lado la deseamos, por otro no la queremos".

La imagen que presenta el Papa de lo que es en realidad la vida eterna va más allá de lo que nosotros somos capaces de imaginar.

Sin embargo, nos podemos dar cuenta que es lo único que es capaz de complacernos plenamente: "Podemos solamente tratar de salir con nuestro pensamiento de la temporalidad a la que estamos sujetos y augurar de algún modo que la eternidad no sea un continuo sucederse de días del calendario, sino como el momento pleno de satisfacción, en el cual la totalidad nos abraza y nosotros abrazamos la totalidad. Sería el momento del sumergirse en el océano del amor infinito, en el cual el tiempo —el antes y el después— ya no existe. Podemos únicamente tratar de pensar que este momento es la vida en sentido pleno, sumergirse siempre de nuevo en la inmensidad del ser, a la vez que estamos desbordados simplemente por la alegría".

Que el 2008 esté para todos ustedes colmado de esa esperanza. ¡Feliz Año Nuevo!

Diciembre 28, 2007